‘El aviso’: de la página a la pantalla

Hace una semana que se estrenó el teaser de ‘El aviso’. Desde que lo vi por primera vez, no he podido dejar de recordar a qué parte del libro correspondía cada imagen. Como ‘El aviso’ fue la primera novela que escribí y la repasé unos cien millones de veces, me la sé casi de memoria y no me ha costado mucho encontrar los párrafos correspondientes a cada plano de la película. Ha sido una labor de lo más interesante. Aquí están todos esos planos del tráiler y su correspondiente origen en el texto de la novela, la verdad es que en algunos casos el parecido es excepcional. Debo recordar, eso sí, que los nombres en la novela no siempre coinciden con los nombres en la película: el personaje que interpreta Raúl Arévalo se llama Aarón en el libro pero Jon en la película, el niño se llama Leo en la novela y Nico en la adaptación a cine. Aquí he conservado los nombres originales del libro. La película, por cierto, se estrena el 2 de marzo de 2018.

“El brillo azul de las luces policiales se reflejaba en los escaparates del Open. En los dos surtidores de gasolina que había junto al pequeño aparcamiento de la tienda”.

“El asfalto se tiñó de amarillo, azul o violeta al reflejar la luz del letrero de neones que escribía Open en la tienda del americano. Aarón* avanzó con paso lento pero decidido, los brazos extendidos a los lados sin balancearlos apenas. Olió la gasolina. Una brisa cálida recorrió su piel”.

“El asfalto se tiñó de amarillo, azul o violeta al reflejar la luz del letrero de neones que escribía Open en la tienda del americano. Aarón avanzó con paso lento pero decidido, los brazos extendidos a los lados sin balancearlos apenas. Olió la gasolina. Una brisa cálida recorrió su piel”.

“Aarón se detuvo frente a las puertas de la tienda. Permaneció quieto unos segundos antes de dar el paso definitivo. Cuando lo dio, las puertas se abrieron frente a él con un crujido plástico. El aire frío que salió del interior le hizo contraer el estómago. El cañón de la pistola se le clavó en la ingle”.

“Aarón se detuvo frente a las puertas de la tienda. Permaneció quieto unos segundos antes de dar el paso definitivo. Cuando lo dio, las puertas se abrieron frente a él con un crujido plástico. El aire frío que salió del interior le hizo contraer el estómago. El cañón de la pistola se le clavó en la ingle”.

“Por aquel entonces el Open no era una tienda, era una pequeña gasolinera con apenas dos surtidores y alguien encargado de cobrar. Te ponía la gasolina y te cobraba en un garaje, lo que ahora es la tienda precisamente”.

“Por aquel entonces el Open no era una tienda, era una pequeña gasolinera con apenas dos surtidores y alguien encargado de cobrar. Te ponía la gasolina y te cobraba en un garaje, lo que ahora es la tienda precisamente”.

"El último día de clase, Leo regresó a casa caminando junto al coche de su madre. Llevaba la mano izquierda agarrada a la puerta del copiloto y la camisa empapada pegada al cuerpo. La molesta sensación de los zapatos encharcados de agua, Coca Cola y gasolina le incomodaron a cada paso".

“El último día de clase, Leo regresó a casa caminando junto al coche de su madre. Llevaba la mano izquierda agarrada a la puerta del copiloto y la camisa empapada pegada al cuerpo. La molesta sensación de los zapatos encharcados de agua, Coca Cola y gasolina le incomodaron a cada paso”.

—Querían robar una mierda de caja de una tienda que no vale nada y el cabrón acabó disparando a mi hermano. Ha dicho que fue un error, que se puso nervioso y no supo qué hacer. Por lo visto Davo hace un movimiento extraño para proteger a un niño que está en la cola, ¡y a la mierda! —Daniel golpeó la pared con el puño— el tío va y dispara. Que no supo qué hacer.

—Querían robar una mierda de caja de una tienda que no vale nada y el cabrón acabó disparando a mi hermano. Ha dicho que fue un error, que se puso nervioso y no supo qué hacer. Por lo visto Davo hace un movimiento extraño para proteger a un niño que está en la cola, ¡y a la mierda! —Daniel golpeó la pared con el puño— el tío va y dispara. Que no supo qué hacer.

"Aarón escuchó la puerta cerrarse. Escondió la cara entre las dos manos. Golpeó el volante con el puño izquierdo mientras Andrea cambiaba de coche. La arena crujió bajo los neumáticos cuando ella arrancó. La escuchó marcharse. Aarón dejó caer los hombros y suspiró con la frente apoyada en el volante. Tardó varios segundos en incorporarse. Cuando lo hizo, miró el reloj del cuadro de mandos. Eran más de las nueve".

“Aarón escuchó la puerta cerrarse. Escondió la cara entre las dos manos. Golpeó el volante con el puño izquierdo mientras Andrea cambiaba de coche. La arena crujió bajo los neumáticos cuando ella arrancó. La escuchó marcharse. Aarón dejó caer los hombros y suspiró con la frente apoyada en el volante. Tardó varios segundos en incorporarse. Cuando lo hizo, miró el reloj del cuadro de mandos. Eran más de las nueve”.

"Detrás de la nave se levantaba la fábrica de relojes. Durante mucho tiempo fue la única construcción en aquella parte olvidada de la carretera. Pero tras la explosión urbanística de Arenas, numerosas industrias y empresas habían asentado centrales o delegaciones en torno a la fábrica, hasta convertir el lugar en uno de los más activos polígonos industriales de la zona noroeste de la comunidad".

“Detrás de la nave se levantaba la fábrica de relojes. Durante mucho tiempo fue la única construcción en aquella parte olvidada de la carretera. Pero tras la explosión urbanística de Arenas, numerosas industrias y empresas habían asentado centrales o delegaciones en torno a la fábrica, hasta convertir el lugar en uno de los más activos polígonos industriales de la zona noroeste de la comunidad”.

—Aarón —se le escapó a Andrea, alargando la última vocal. Sus ojos se pasearon sobre los recortes de periódico, los números, las hojas arrancadas del cuaderno, los nombres—. ¿Qué es todo esto?

—Aarón —se le escapó a Andrea, alargando la última vocal. Sus ojos se pasearon sobre los recortes de periódico, los números, las hojas arrancadas del cuaderno, los nombres—. ¿Qué es todo esto?

"Logró apartar del cine de su mente las dolorosas proyecciones que la visión del colegio había desencadenado. Se prometió que, de la misma forma, tenían que desaparecer del próximo curso las horas de comedor a solas. Las solitarias esperas al otro lado de la calle. Las veces que se encerraba en el baño, los pies subidos a la taza para que no lo localizaran, mirando el reloj para salir diez minutos más tarde que todos los demás. «Siempre el último», era el saludo habitual de mamá".

“Logró apartar del cine de su mente las dolorosas proyecciones que la visión del colegio había desencadenado. Se prometió que, de la misma forma, tenían que desaparecer del próximo curso las horas de comedor a solas. Las solitarias esperas al otro lado de la calle. Las veces que se encerraba en el baño, los pies subidos a la taza para que no lo localizaran, mirando el reloj para salir diez minutos más tarde que todos los demás. «Siempre el último», era el saludo habitual de mamá”.

"Abrió el sobre. De su interior sacó una hoja doblada dos veces por la mitad".

“Abrió el sobre. De su interior sacó una hoja doblada dos veces por la mitad”.

"Victoria agarró la hoja con un temblor en su mano que no logró disimular ante su hijo. Lo primero que advirtió fue la excelente presentación del único párrafo escrito, antes incluso de poder leerlo. No se había dado cuenta pero se le habían humedecido los ojos. Tuvo que parpadear varias veces antes de poder distinguir las letras".

“Victoria agarró la hoja con un temblor en su mano que no logró disimular ante su hijo. Lo primero que advirtió fue la excelente presentación del único párrafo escrito, antes incluso de poder leerlo. No se había dado cuenta pero se le habían humedecido los ojos. Tuvo que parpadear varias veces antes de poder distinguir las letras”.

"Nunca uno de esos accesos de pensamiento acelerado había durado tanto tiempo, hasta el punto de agotarle, e iba a necesitar una buena dosis de cafeína para tratar de plasmar en papel aquel montón de cabos sueltos".

“Nunca uno de esos accesos de pensamiento acelerado había durado tanto tiempo, hasta el punto de agotarle, e iba a necesitar una buena dosis de cafeína para tratar de plasmar en papel aquel montón de cabos sueltos”.

"Se levantó con fuerza. Tuvo que caminar con un brazo extendido tocando la pared para mantener el equilibrio. Llegó al baño justo a tiempo de vomitar en el interior de la taza. Con cada arcada notaba la sangre bombear en su cabeza y palpitar en el derrame de su ojo".

“Se levantó con fuerza. Tuvo que caminar con un brazo extendido tocando la pared para mantener el equilibrio. Llegó al baño justo a tiempo de vomitar en el interior de la taza. Con cada arcada notaba la sangre bombear en su cabeza y palpitar en el derrame de su ojo”.

"El Señor Palmer vio el reflejo de Aarón en el espejo circular que colgaba del techo. Allí donde también se reflejaban las rayas blancas de los tubos fluorescentes que iluminaban el establecimiento".

“El Señor Palmer vio el reflejo de Aarón en el espejo circular que colgaba del techo. Allí donde también se reflejaban las rayas blancas de los tubos fluorescentes que iluminaban el establecimiento”.

"Se resistió a rendirse. Vestido con la misma ropa del día anterior, empezó a buscar la solución a los dos problemas que tenía por delante. El primero, cómo iba a salir de casa. Y el segundo, de dónde iba a sacar el arma para ir a la tienda del americano".

“Se resistió a rendirse. Vestido con la misma ropa del día anterior, empezó a buscar la solución a los dos problemas que tenía por delante. El primero, cómo iba a salir de casa. Y el segundo, de dónde iba a sacar el arma para ir a la tienda del americano”.

"El volante dejó de arder entre sus dedos. Aarón no prestó atención al cambio de marchas, arrancó en segunda con violentas sacudidas del coche. Rió cuando las dos ruedas del lado derecho bajaron de la acera haciéndole golpear el techo con la cabeza. Sorteó la rotonda al final de la calle principal para coger la carretera que conducía al hospital".

“El volante dejó de arder entre sus dedos. Aarón no prestó atención al cambio de marchas, arrancó en segunda con violentas sacudidas del coche. Rió cuando las dos ruedas del lado derecho bajaron de la acera haciéndole golpear el techo con la cabeza. Sorteó la rotonda al final de la calle principal para coger la carretera que conducía al hospital”.

"Entonces Brecha giró el cuello. Cuando descubrió a Leo mirándole desde el interior del coche, entornó los ojos y le señaló. Después, utilizando ese mismo dedo y desplegando el pulgar, formó una pistola imaginaria. Se la llevó a la sien. Y disparó".

“Entonces Brecha giró el cuello. Cuando descubrió a Leo mirándole desde el interior del coche, entornó los ojos y le señaló. Después, utilizando ese mismo dedo y desplegando el pulgar, formó una pistola imaginaria. Se la llevó a la sien. Y disparó”.

"Uno de los enfermeros salió corriendo al aparcamiento, detrás de Aarón. El otro se acercó hasta el mostrador a comprobar si Miguel estaba bien".

“Uno de los enfermeros salió corriendo al aparcamiento, detrás de Aarón. El otro se acercó hasta el mostrador a comprobar si Miguel estaba bien”.

"Gritó algo indescifrable para apartar de su cabeza la imagen de David agonizando en una cama de ese mismo hospital".

“Gritó algo indescifrable para apartar de su cabeza la imagen de David agonizando en una cama de ese mismo hospital”.

"Salió disparada en dirección a la tienda. Sus lágrimas volaron hacia atrás. Notó el calor del asfalto".

“Salió disparada en dirección a la tienda. Sus lágrimas volaron hacia atrás. Notó el calor del asfalto”.

"Aarón movía la pistola a un lado y a otro. Parpadeaba a un ritmo frenético para aliviar el picor del sudor sobre sus ojos".

“Aarón movía la pistola a un lado y a otro. Parpadeaba a un ritmo frenético para aliviar el picor del sudor sobre sus ojos”.

Y aquí está el teaser al completo:

One thought on “‘El aviso’: de la página a la pantalla

  1. Alcides Del Torno

    ¡Muchas felicidades! Un abrazo desde México, te deseo mucho exito.
    Atte: Alcides Del Torno Chávez. 🙂